¿Cómo gestiono mis emociones?
«Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo, y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo” “Aristóteles”
Las emociones son las reacciones que tenemos a nuestros pensamientos, de manera que son totalmente subjetivas, este hecho genera que no sean ni malas ni buenas, aunque sería importante analizar como influyen en nuestra paz interior.
Excelente juego de palabras Paz Interior, que muy bien se pueden traducir en felicidad dejando en evidencia que la felicidad esta en el interior de cada uno de nosotros, en la manera en que percibimos el mundo y de cómo interactuamos en él, aunque curiosamente siempre buscamos la felicidad fuera, así de complejo es el ser humano.
Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional populariza este termino que todos conocemos y perseguimos algunos con más éxito que otros. Este conjunto de habilidades llamado inteligencia emocional entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la confianza, personas capaces de expresar lo que sienten y lo que piensan, perseverantes, alegres, positivos…. si bien una parte de estas habilidades pueden venir configurada en los genes, las numerosas investigaciones demuestran que se pueden aprender y perfeccionar a lo largo de nuestra vida, utilizando los métodos adecuados.
Diversos estudios han ido observando qué en los factores determinantes del éxito el coeficiente intelectual apenas representa un 20% y que el 80% restante depende de otras variables entre las que se encuentra en gran medida la inteligencia emocional, factor decisivo para la consecución de una vida plena.
Ahora la pregunta sería ¿Cómo conseguir la capacidad de gestionar las emociones? En primer lugar, vamos a enumerar cuales son las emociones básicas del ser humano entre las que se encuentran: la alegría, tristeza, miedo, ira, asco, sorpresa, que son la base del resto de emociones que somos capaces de sentir, que como los colores del arcoíris al mezclarse generan una amplia gama.
Es muy importante aprender a conocerse a uno mismo y ser consciente de que emociones mostramos, saber reconocerlas, cuales de ellas predominan en nuestra vida cotidiana y como nos influyen, ya que toda emoción constituye un impulso que nos motiva a la acción, observemos si estas acciones nos ayudan en la consecución de una vida plena o si por el contrario nos están perjudicando en algún área de nuestra vida, en este último caso habría que pasar a lo que yo llamo el plan B.
Debes saber que no puedes evitar tener emociones ya que estas tienen un sentido biológico de supervivencia, no puedes anular la respuesta genética, pero si regular su intensidad, acéptalas, identifícalas por su nombre, reconoce porque te ocurren sin dejar que estas te gobiernen, recuerda que la forma como interpretas tus emociones puede cambiar la forma como la vives.
Hay algunas pautas que te ayudarán a gestionar tus emociones, como buscar otro punto de vista distinto u otra perspectiva a una situación conflictiva. Cuando notamos que una emoción es muy intensa y nuestro autocontrol para afrontar la situación se desborda implicándonos en una explosión que nos hace actuar con impulsividad e irresponsabilidad, una buena estrategia para disminuir la intensidad del estado es el distanciamiento emocional, cambiar el foco de atención y tratar de evitar que la emoción nos controle, salir a andar, escribir tus pensamientos en un papel, son acciones que nos ayudan a serenarnos y manejar la emoción positivamente, dejándola salir convenientemente. Parar unos segundos, y pensar en el futuro más inmediato, en las consecuencias posibles de tus acciones, y si realmente estas vistas a largo plazo son tan importantes, coge un tiempo de espera para tomar una determinación, tal vez tras ese periodo la emoción sea menor. Pensar en problemas mayores te ayuda a relativizar los tuyos y a mantener el control. Meditar habitualmente nos ayuda a reducir los niveles de ansiedad, a prevenir los pensamientos negativos, a mantener la calma, a reconducir de forma beneficiosa las emociones y mantener un equilibrio.
Date permiso para sonreír cada mañana, aunque no tengas ganas, no dejes de intentarlo nunca, regala alegría, motivación y energía. Si conseguimos ser seres inteligentes emocionales obtendremos mejores relaciones, salud física y mental, superación personal, mayor liderazgo y facilidad a la hora de resolver conflictos.
La enseñanza de Sócrates “Conócete a ti mismo”, darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que estos tienen lugar, es la columna sobre la que se apoya la Inteligencia Emocional.
EVA Mª VÁZQUEZ