PORQUE EXPRESAMOS IRA
PORQUE EXPRESAMOS IRA
La ira, expresión superficial derivada de habernos sobrepasado una de las emociones básicas de supervivencia que tiene el ser humano, que en este caso es el enfado, y como ya sabemos todas las emociones básicas son intrínsecas y necesarias para nuestra evolución.
El enfado nos ayuda a defendernos ante situaciones dañinas, aquellas que vulneran nuestros derechos, las que nos producen indignación, e incluso nos anima a luchar ante las injusticias, sin embargo, también tiene otra cara y es la violencia, que surge de la creencia de que los otros nos producen dolor y por lo tanto merecen ser castigados.
Para expresar la ira de forma en que no exista violencia tenemos que desvincular a los demás de cualquier responsabilidad por ella, sin culpar o castigar a otra persona por nuestra expresión. Si es verdad, que podemos identificar su conducta como el estímulo que provoca nuestra ira, pero en realidad ¿cuál es la causa? ¿que hay en mi para que ese estimulo me haga saltar?, hay que saber diferenciar entre la causa y el estímulo, para ello podemos centrar la atención en nuestros sentimientos, necesidades y expectativas que son los que van a determinar cómo nos tomamos lo que dicen y hacen otras personas.
Cuando alguien nos transmite un mensaje negativo, tenemos la opción de tomárnoslo de manera personal o NO, el punto de vista de otra persona no deja de ser solo eso, su punto de vista, derivado de sus creencias, valores y experiencias, es preferible hacer un ejercicio de conciencia y darse uno cuenta de porque estas circunstancias (estímulo) desatan nuestra ira, y de cómo (la causa) de nuestro enfado es porque ha despertado en nuestro interior necesidades insatisfechas conduciéndonos a un estado de vulnerabilidad que nos hiere.
Cuanto más conectemos nuestros sentimientos con nuestras necesidades más fácil será responder de forma compasiva. Lamentablemente no nos han educado para pensar en cuales son nuestras necesidades y si en creer que son los demás los que se equivocan y que carecen de empatía al señalarnos con juicios, criticas e interpretaciones acerca de nosotros, generando esta totalidad que centremos nuestra energía en el contraataque y la autodefensa. En el núcleo de toda ira existe una necesidad insatisfecha y es nuestra responsabilidad atenderla, la ira se puede convertir en nuestro propio despertador, aquel que nos avisa de la necesidad de satisfacernos y generar un nuevo pensamiento.
A veces resulta difícil que los demás estén abiertos a escuchar nuestras necesidades y sentimientos, pero si queremos que esto ocurra tenemos que empatizar primero con ellos y esto nos guiará a experimentar nuestra necesidad que como seres humanos tenemos de estar unidos y ayudarnos unos a otros generando una gran satisfacción.
Es posible que al principio nos sintamos incómodos al alejarnos de nuestra conducta habitual que se ha vuelto automática, sin embargo, este desafío se convierte en imprescindible si queremos vivir en armonía con nuestra escala de valores, en paz y en un entorno más saludable, contribuyendo con nuestro ejemplo a desarrollar una nueva expresión del enfado beneficiosa para todos.
Si damos luz a nuestros propios sentimiento y necesidades elegimos conectarnos con nuestra vida interior, pasando de ser esclavo de las emociones a expresarlas libremente.
“Estoy enfadado porque necesito…”
EVA Mª VAZQUEZ
