EL REINADO DE «MI RAZÓN»

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No puedo recordar si siempre fue así, si llevar razón ha estado en todo tiempo tan sobrevalorado, hoy entras en las redes sociales o ves los noticiarios, incluso la vida cotidiana nos muestra ejemplos a diario, y la crispación se percibe en cada opinión que se lee o escucha, eso sí cuando prestas atención observas que estas no poseen “alma” de autor, carecen en cambio de la originalidad de un nuevo pensamiento o sentimiento que ha brotado espontáneamente,  su único fundamento esta en la contrariedad que me produce que otro piense distinto a como yo pienso, siempre se trata de opiniones unidas por un hilo conversacional a una opinión ajena.

No dejo de preguntarme como hemos llegado a esta situación, como en nombre de la libertad de expresión sacamos nuestros más bajos instintos, para enarbolar la bandera de una verdad que siendo solo nuestra, pretendemos que los demás la adopten como suya, so pena de los insultos mas descerebrados y execrables.

¿Que pensará quien nos regaló el libre albedrío? ¿Como se tomará que los humanos pretendamos adquirir la divinidad de acabar con él a cañonazos de una pretendida razón única, la mía? ¿Como entenderá que el mayor «don»  que nos fue entregado después de la vida, pretenda ser arrancado por la infamia que supone su errónea utilización sesgada? ¿Como podrá entender que convirtamos en dogmas nuestras propias creencias en perjuicio de los valores de nuestros iguales, a los que ya no consideramos como tales, por el simple hecho de pensar distinto?

Se ha puesto de moda tener razón, eso sí, a costa de la crítica de la opinión ajena, ya no se argumenta en favor de lo que pensamos, tratamos de imponer nuestra verdad con el único basamento de la contradicción con la verdad «del de enfrente», no se trata de convencer con la palabra sino de vencer con el solo argumento del insulto, cada uno hemos pasado a un bando, pero no por propia voluntad  y defensa de lo que creemos, sino por lo que otros creen de nosotros.

Esto no solo se nota a nivel de la sociedad, sino que se puede aplicar a las familias, el indice de divorcios se incrementa cada año, y los Juzgados cada vez tienen que decidir mas no solo sobre el divorcio si no sobre las medidas que deben regir la convivencia cuando hay hijos menores, convirtiendo a estos en los sufridores de ese reinado.

Frente a esta situación la Mediación aparece como una solución a ambos problemas, el de acabar con esa dictadura de la razón, y el de desatascar a la Justicia, un proceso donde cada uno tiene razón -la suya- distinta de la del otro, donde la búsqueda de la empatía es un objetivo fundamental para entender esa razón que nos diferencia, la Mediación en un espacio donde la comunicación es la vía, nos recordará que hace un tiempo no muy lejano, ambas razones, la de uno y la del otro, a pesar de ser distintas convergían en un objetivo común, a través de la cesión sobre deseos unilaterales en pos de un único deseo, el bienestar familiar.

La Mediación no solo se ocupa del conflicto jurídico, sino del verdadero conflicto, el emocional, el que subyace bajo toda guerra donde el corazón ha estado de por medio en algún momento, con la Mediación el reinado del «yo», pasa a democratizarse, con el tú y el yo, en la búsqueda de las razones de porque un día fuimos «nosotros», que nos acercará a un acuerdo decidido por ese «nosotros» y no impuesto por un Juez que solo sabe de leyes y no de emociones, donde nuestra voz se oirá sin miedo a mostrarnos tal como somos, y no como en un proceso judicial, donde nunca se nos escucha, por muy alto que gritemos, pues dejamos nuestra responsabilidad como padres y personas, en manos de nuestros Abogados.

Si acudimos a Mediación, las dos verdades pasaran a ser una sola, la que hemos dictado conjuntamente de nuestro puño y letra para que rija nuestros destinos, sin necesitar de otros que nos digan que es lo mejor para nosotros; de aquellas dos verdades distintas hemos sacado «una verdad», eso sí coloreada por la tuya y por la mía, que ha servido para darle forma, la forma que «nosotros» hemos decidido.

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        RAFAEL J. PRIETO FERNANDEZ

  • Abogado Especializado en Protección de Datos Personales y Cumplimiento Normativo Penal
  • Mediador inscrito en el Registro de Mediadores del Ministerio del Interior
  • Titulado Superior en Prevención de Riesgos Laborales
  • Coach Certificado por ASESCO CAC 10915
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